viernes, 24 de mayo de 2013

Capítulo 19. El principio del fin.

Hola :)
Os dije que me iba a resultar difícil escribir hoy y creedme cuando digo que me ha sido casi imposible. Pero aquí está. Espero que entendáis que no es muy largo. Estoy ocupadísima este fin de semana y el poco tiempo libre que tengo lo paso estudiando. Tengo que deciros una cosa del concurso, cuando digo que es a partir del capítulo 17 no es obligatorio, pero no podéis cambiar nada de antes. Por ejemplo, si queréis que este capítulo (el número 19) sea igual que en vuestro final alternativo puede serlo y podéis empezar a inventaros el final a partir de aquí. Puede ser a partir de donde queráis. En fin, os dejo este capítulo aquí y, como siempre, espero que os guste. Saludos ^^


-¡CLOVE! - me agacho junto a ella y le cojo las muñecas. Busco su pulso y, finalmente, lo encuentro. Suspiro fuertemente. Ese cañonazo no ha sido el de Clove.

Cojo su cabeza y beso con delicadeza su frente.

-No te preocupes, encontraré a Cato. - le susurro al oído.

Me pongo de pie y corro lo más rápido que puedo. Cruzo el prado hasta llegar a un pequeño árbol negro en cuyo tronco hay un agujero. Meto la mano y tanteo hasta encontrarme con algo que parece un palo. Tiro de él y saco un gran arco de color negro. Sigo buscando en el agujero hasta que encuentro un carcaj oscuro con diez flechas. Me cuelgo ambas cosas al hombro corro hacia la zona donde Clove apareció en el prado. Comienzo a descender lo más rápido que puedo sin saber exactamente a donde ir. Clove comenzaba a sufrir los efectos de las picaduras de rastrevíspulas, comenzaba a tener alucinaciones, así que podría haber ocurrido en cualquier sitio.

Entonces me tropiezo con algo, o mejor dicho con alguien, y caigo al suelo. Saco una flecha del carcaj y la pongo en el arco al instante, justo antes de girarme y apuntar al chico que hay tirado en el suelo. Es Marvel, el chico del Distrito 1. Tiene ambas manas en el cuello y respira con dificultad, emitiendo un sonido horrible. Tenso la cuerda, dispuesto a matar por primera vez. Recuerdo la primera noche en la que se topó con mi trampa. Si estuviera en mi lugar, ahora mismo él estaría matándome de la forma más dolorosa posible.

-Dispara – me dice con voz ronca.

-¿Dónde está Cato? - digo sin apartar el arco y tensando más aún la cuerda.

Él me mira extrañado. Unos ruidos a nuestro lado captan nuestra atención. Proviene de detrás de unos matorrales de unos dos metros de altura. Saco el cuchillo de mi cinturón y me acerco con el arco en alto. Rodeo la vegetación y veo a un chico rubio arrodillado en el suelo.

-Cato – éste se da la vuelta. Tiene los ojos inyectados en sangre. Tantea el suelo con la mano, buscando su espada, que está a unos metros. - Cato – repito – Levanta. No voy a matarte.

-¿Por qué?

-Hice una promesa. Ponte en pie.

Cuando consigue encontrar su espada, se pone en pie con dificultad.

-¿Una promesa?

-Coge a Marvel y subid. - sigue mirándome extrañado y sé que no va a confiar en mí. - Clove ya está en la Cornucopia, a salvo.

Abre mucho los ojos.

-¿Clove está bien? ¿Cómo lo sabes?

-Será mejor que te lo explique ella. Coge a tu aliado y subid.

-No – niega con la cabeza, algo que no parece una buena idea ya que pierde el equilibrio y tiene que agarrarse a un árbol para no caer. - No, hasta que no mate a tu compañera.

-Escuchame – tenso la cuerda tanto que, por un momento, temo que se rompa. - Tu no vas a matarla, Cato. Ahora coge a Marvel y subid a la Cornucopia. Le prometí a Clove que no te mataría, pero si amenazas a Katniss, tengo permiso de romper esa promesa.

-¿Cómo que...?

-Escucha, si quieres saber detalles, preguntáselos a Clove. Ahora, marchaos.

Cato bordea los matorrales sin darme la espalda y yo lo sigo. Se agacha para ayudar a Marvel a ponerse en pie y, poco a poco, comienzan a subir.

-Déjame que lo mate. -oigo que dice Marvel mientras forcejea contra él.

-Estúpido. Si te enfrentas a él en esas condiciones no serás tú el que mate.

Sigo descendiendo con el arco preparado para disparar. Ya he puesto a Cato a salvo, como le prometí a Clove. Podría haber matado al chico del uno, y aún me arrepiento de no haberlo hecho. Pero a su compañera no la he visto y a ella no voy a ayudarla.

Mientras sigo descendiendo pienso en el cañonazo. ¿Habrá muerto Katniss? Intento recordar las palabras de Clove. Katniss.... Rastrevíspulas. ¿Quería decir que a Katniss la habían atacado unas rastrevíspulas? Un ruido ensordecedor hace que me tape los oídos. Por encima de los árboles veo un aerodeslizador acercándose. Empiezo a correr lo más rápido que puedo hacia donde se dirige con un único pensamiento en mi cabeza: que no se lleve el cadáver de Katniss. Del aerodeslizador baja una pinza enorme. Sigo corriendo. Necesito ver a Katniss por última vez. La pinza coge algo que no distingo por culpa de la vegetación y comienza a subir. Sé que no voy a llegar a tiempo para verla, pero aún así sigo corriendo. Colgando de la pinza, distingo una melena rubia. No es Katniss. Es Glimmer, la chica del Distrito 1. Hay una profesional menos.

Me detengo en seco y tomo aire. Sigo descendiendo, ahora más lento. Si Katniss y los profesionales han coincidido, debió de ser el lugar en el que estaba Glimmer. Cuando llego más o menos a la zona no encuentro rastro de Katniss. ¿Habrá muerto ella también y no he visto al aerodeslizador llevarse el cadáver? Camino por la zona. También podría estar herida por las picaduras. En ese caso, no puede haber ido muy lejos.

-Yo puedo ayudarte.

Más rápido de lo que jamás hubiese imaginado, tenso el arco y apunto al lugar de donde procede la voz, a los árboles. Escondida tras un tronco puedo ver una figura pequeña, de piel oscura, con el pelo desordenado.

-¿Rue? - poco a poco, la cabeza de Rue, la niña del Distrito 11, sale de su escondite.

La niña baja poco a poco del árbol hasta llegar al suelo. No puedo seguir apuntándola con el arco, así que guardo la flecha en el carcaj y me lo cuelgo al hombro.

-Sé donde está Katniss.

-¿Dónde?

-Ven – pasa junto a mí y me guía a través de unos árboles hasta que llegamos a una zona donde hay una gran roca. Junto a ella, oculta por unos helechos, distingo la trenza de Katniss.

Corro hacia ella. Tiene hojas en los brazos y el cuello y está tiritando. Me siento a su lado, cojo con cuidado su cabeza y la pongo sobre mis piernas.

-Le he puesto yo las hojas. En mi distrito nos dedicamos a la agricultura, así que sé algo sobre plantas medicinales.

Observo más detenidamente las hojas que rodean las zonas dañadas por las rastrevíspulas de Katniss.

-Has hecho un gran trabajo. - cuando la miro, veo como se ruboriza un poco. Un detalle que hace que me recuerde mucho a la hermana pequeña de Katniss. De repente, Katniss tiembla más fuertemente, sobresaltándome - ¿Por qué tiembla?

-Serán las pesadillas. No sé cuanto puede tardar en despertarse.

-¿Sabes qué ha ocurrido? - ella asiente con la cabeza.

-Katniss huía de los profesionales y se subió a un árbol. Pasaron la noche bajo el árbol, esperando a que en algún momento ella bajase. Yo estaba en un árbol que había cerca y le señalé el nido de rastrevíspulas que había sobre ella. Katniss fue muy valiente. Subió lo más alto que pudo y cortó la rama, pero se llevó unas cuantas picaduras. Todos los profesionales salieron corriendo, pero la chica rubia no fue lo suficientemente rápida. Katniss le quitó el arco – dice aproximándose a una gran roca y sacando de un agujero un arco plateado.

-¿Por qué has salvado a Katniss?

-La he estado observando. Bueno, en realidad os he estado observando a todo. Hay algo en Katniss, no sé qué es, que me impedía dejar que muriese.

-¿Nos has observado a todos? - ella asiente poco a poco. - ¿Quiénes quedamos?

-A parte de los profesionales quedamos nosotros tres, el chico de mi distrito, la chica del Distrito 5 y ambos tributos del Distrito 6.

-Cassy y Will.

-S, los he estado observando. Will quería buscaros a Katniss y tú, quería aliarse con vosotros; pero ella no quiso.

-¿De verdad? - me sorprende que Cassy no quisiera buscarnos cuando parecía interesada de aliarse con nosotros. - Los dos nos pidieron ser aliados pero Katniss se negó. Will el otro día pudo matarme, pero no lo hizo.

-Lo sé, también hablaron de eso. La chica le recriminaba no haberte matado. Dijo algo de que si te hubiera matado tendrían el doble de posibilidades de volver. Pero era extraño, hablaban en plural, como si fueran a volver los dos. Creo que están enamorados – dice sin poder evitar una sonrisa – y tienen alguna esperanza de poder sobrevivir los dos. – su sonrisa desaparece de golpe – Es triste.

-Sí, no es bueno estar enamorado en la arena.

-¿Lo dices por experiencia? - vuelve a sonreírme pícaramente.

-¿Qué? - digo sorprendido.

-Tú y la chica del Distrito 2 parecéis muy unidos. Ella también ha tenido posibilidades de matarte. La he visto lanzar cuchillos y créeme, ella no hubiera fallado cuando te cortó en el brazo.

Instintivamente miro mi brazo. La chaqueta tiene un corte desde el que se puede ver la profunda herida.

-No estoy enamorado de Clove. Simplemente me ha salvado la vida más de una vez.

-¿Por qué?

-Porque quiere ser diferente. Ella dice que lo hace porque no quiere ser conocida como la típica profesional despiadada.

-No me imagino a un profesional que no sea despiadado – dice comenzando a reír.

Yo también río. Miro a Katniss que ahora parece más calmada. Miro su pierna. Por el agujero de su pantalón veo su quemadura, que ahora es de color rosa.

-¡Ey! No tiene la quemadura.

-Anoche recibió un paracaídas. - miro a Rue y después a la maleta que hay junto a Katniss. La cojo y la abro. Encuentro un pequeño tarro que supongo que será la pomada para las quemaduras. Cojo un poco y me la unto en las manos, que tienen un aspecto horrible.

-Sé que las suyas son más graves – digo mirando a Rue que me observa en silencio – Pero las mías escuecen bastante.

Cuando termino guardo el frasco y me giro. Rue y yo nos quedamos en silencio.

-Yo puedo cuidarla, Gale.

Me quedo en silencio. No quiero formar una alianza con Rue. Es una niña adorable, pero no tiene posibilidades de sobrevivir y encariñarme con ella no me ayudará. Tampoco quiero dejar a Katniss sola, no ahora que está inconsciente.

-Puedes fiarte de mí.

-Voy a volver a la Cornucopia. Quiero saber cómo están los profesionales. Aún así vendré. Te traeré lo que cace. ¿Te parece? - ella asiente y a mí se me ocurre algo más que decir – Toma – busco en mi mochila hasta que encuentro una ardilla, la última que tengo. Se la doy y ella la mira desconfiada – También tú puedes fiarte mí, Rue.

La coge y se la guarda en una pequeña bolsa que cuelga de su cinturón. Me pongo en pie y cojo el arco, listo para disparar.

-Mañana vendré. Estarás por aquí, ¿verdad? - cuando veo que asiente comienzo a caminar hacia la Cornucopia.

Cuando llego, me subo a la copa de uno de los árboles que rodea el prado. Los tres profesionales que quedan con vida están tirados junto al lago, pero solo uno se mueve. Clove juguetea con la hierba. Sé que está consciente, pero no creo que acercarme para ver como está sea lo más conveniente. Cuando mis tripas comienzan a hacer ruido bajo del árbol y voy en busca de algo para cazar. Encuentro una madriguera de conejos junto a unas rocas y me escondo, esperando a que alguno salga. Cojo una flecha y la tenso en el arco, listo para disparar. Paso horas sin moverme un milímetro hasta que, finalmente, un conejo sale. Muevo suavemente los dedos, los tengo adormecidos.

Justo cuando voy a disparar, un reflejo rojo aparece tras un árbol captando mi atención e, instantáneamente, disparo. Parpadeo un par de veces, sin comprender qué ha ocurrido. Entonces suena un cañonazo. El conejo sale despavorido y miro donde ha caído mi flecha. En la hierba, una chica pelirroja tiene clavada mi flecha en el pecho. Supongo que es la chica del Distrito 6. Me acerco a ella y le saco la flecha del pecho. Después limpio la punta con la manga de mi chaqueta. La chica tiene los ojos abiertos y la mirada perdida. Me arrodillo junto a ella y paso mis dedos por sus párpados, haciendo que cierre los ojos. Después la miro detenidamente. Acabo de asesinar a una persona y no siento arrepentimiento, ni siquiera pena. En el fondo, ahora mismo, siento que soy capaz de volver a matar a cualquier persona . Cojo una bolsa que lleva encima y la abro. En ella hay comida: un par de pájaros, pan y fruta. Meto la bolsa dentro de mi mochila y decido volver a la Cornucopia. Dejo atrás a la chica y a la madriguera y comienzo a subir.

Una parte de sólo puede pensar en lo que acabo de hacer, pero no me arrepiento. Quiero volver a casa. Esa parte está deseando volver a matar, está deseando que los juegos acaben. La otra parte teme a ésta otra.

Para mí, acaban de comenzar los Septuagésimos Juegos del Hambre.

sábado, 18 de mayo de 2013

Capítulo 18. Reencuentros.


Hola de nuevo chicos (:No me entretengo mucho. La semana que viene no sé si podré subir capítulo, lo siento, pero hay una fiesta aquí y no sé si tendré tiempo de escribir. También tengo que pediros, de nuevo, que leáis la entrada anterior y participéis en el concurso. En fin, aquí os dejo el capítulo que no he podido escribir en estas dos semanas anteriores. Espero que os guste. Saludos ^^ 


Amanece en la arena.

Estoy en lo alto de un árbol. Cuand.  en la arena. Estoy en lo alto de un o acabó el turno de Clove vigilando me alejé del prado y subí a un árbol donde pasar la noche. Al día siguiente no sabía si seguirlos o no. Por un lado, pensaba hacerlo, tendría más posibilidades de sobrevivir si los seguía. Pero al pensar en ello aparecía la cara de preocupación que tenía aquella noche Clove cuando me pidió que no lo hiciera. También le prometí que, a no ser que atentara contra mi vida o la de Katniss, no mataría a Cato. Aunque no sé qué quiso decir cuando aseguró que quería protegerlo por la misma razón por la que yo protejo a Katniss. ¿Acaso está enamorada de él? Al pensar eso siento una punzada, pero la ignoro.

Ya han pasado un par de días desde aquella noche. Me he limitado a espiar a los profesionales desde los arbustos y desde las copas de los árboles que rodean el prado en el que se encuentra la Cornucopia. Sin embargo, no he vuelto a hablar con Clove. Como cada día, hoy me dispongo a hacer lo mismo.
Bajo del árbol y me aproximo hasta el lugar donde deberían estar los profesionales, pero cuando diviso la Cornucopia no los encuentro a ellos. Junto a una pirámide de provisiones hay un chico, tendrá quince años aproximadamente. Me acerco un poco más, está tirado en el suelo. Junto a él hay un montón de tierra. ¿Qué está desenterrando? Entonces el chico entra en un agujero que le llega a la altura de la cintura y saca de él un cilindro metálico. En seguida me pongo pálido. Es una mina.

Justo en ese momento los profesionales salen corriendo del otro extremo del prado. Parece que no han visto al chico, ¿cómo pueden ser tan ciegos? Entonces lo entiendo. Sí lo han visto, si no lo han matado ya es porque son aliados. Me acerco todo lo que puedo e intento escuchar lo que hablan. Cato y Marvel se acercan al chico mientras Clove y Glimmer revisan las armas.

-¡Ey, chico del tres! ¿Cómo vas? – pregunta Marvel desde varios metros de distancia. No parece muy seguro de querer acercarse a la mina.

Por otro lado Cato se acerca al chico, que está cavando un nuevo agujero, y lo ayuda a cavar.

-¿Seguro que estoy funcionará?

-En teoría – dice el chico. Y tras la mirada de Cato carraspea y añade: - Jamás lo he hecho antes, pero puedo asegurar que funcionará. Tranquilos.

-Eso espero. – Cato se levanta y se pone junto a Marvel – Nosotros vamos a seguir buscando, acabamos de localizar fuego al este de aquí. Si lo ha provocado un tributo, seguramente nos encontremos con él; y si lo han provocado los vigilantes supongo que querrán que vayamos hacia allí para juntarnos con el resto de tributos.

El chico asiente. Cato y Marvel se unen a Clove y Glimmer y vuelve a internarse en el bosque, por donde han aparecido minutos antes. No puedo quedarme aquí a esperar.

Decido correr el riesgo y, con mi mochila a la espalda, corro por el borde del prado, oculto por la vegetación, hasta alcanzar el punto en el que han desaparecido los profesionales. Tomo aire y comienzo a descender. De vez en cuando, entre los huecos que dejan las copas de los árboles, vislumbro un intenso humo gracias al cual sé que voy en la dirección correcta. Tras lo que parecen horas, comienzo a notar calor y como mi cuerpo empieza a sudar. Sigo bajando, ignorando el aumento de temperatura, y entonces caigo por una pendiente. Ruedo cuesta abajo, arañándome con todos los arbustos que se interponen en mi recorrido, hasta que finalmente el terreno se vuelve llano. Permanezco unos segundos tirado en el suelo, intentando notar algún dolor que me indique la presencia de un hueso roto. Pero no noto nada así que me levanto. Mis brazos están ensangrentados por culpa de los arañazos, pero no me puedo permitir mirarlos durante mucho tiempo, ya que una gran bola de fuego pasa rozándome la cabeza.

Miro a mi alrededor. He caído justo en mitad de las llamas. Me doy la vuelta e intento subir la pendiente por la que he caído, pero me es imposible. Me resbalo una y otra vez, mientras las llamas avanzan hacia mí. En un instante tengo que rodar a un lado para que otra bola de fuego no caiga junto a mí. Corro sin rumbo fijo, intentando evitar las llamas. A mi lado veo algunos animales corriendo del fuego y decido seguirlos. Un árbol cae justo cuando paso bajo él. Salto para que no me aplaste y consigo esquivarlo, o casi. Caigo al suelo y echo un vistazo hacia atrás. Uno de mis pies está justo debajo del árbol. Por suerte ha caído en la zona en la que empiezan a salir las ramas y no me lo ha aplastado por completo. Sigo corriendo, ignorando el dolor de mi pie. Contra esto jamás me he entrenado, ni en el bosque ni en el Capitolio. ¿Dónde se acaba el fuego? Cada vez que me detengo para pensar, una bola de fuego sale de alguna parte y me obliga a seguir corriendo, así que no tengo tiempo de orientarme para salir de este infierno. Solo puedo seguir el camino por el que me conducen las llamas, aunque sé dónde me dirige. Hacia los profesionales. A mi derecha veo una pendiente no tan inclinada como por la que caí, así que comienzo a subirla. Cuando termino de subir, echo un vistazo atrás. Las llamas engullen el bosque, aunque, por suerte, ya no me persiguen.

Justo cuando me voy a dar la vuelta noto un peso sobre mí que hace que me tambalee y caiga al suelo. El peso me inmoviliza y, antes de darme cuenta, tengo una navaja apuntando a mi cuello. Con mi mano derecha intento llegar a mi cinturón, donde tengo el cuchillo de Clove, pero mi atacante parece darse cuenta y me lo quita.

-Vaya, vaya. Estos son los cuchillos de la chica del Distrito 2. ¿Cómo lo has conseguido?

Conozco esa voz.

-Si vas a matarme hazlo ya, Will.

Noto como la presión de la navaja en mi cuello se afloja y, antes de darme cuenta, el peso ha desaparecido. Abro los ojos, no me había dado cuenta de que los había cerrado. Cuando miro hacia arriba veo a Will, que me ofrece su mano. La acepto y la cojo ya que dudo que sea capaz de levantarme por mí mismo. Al tirar de mi brazo noto un agudo dolor en la herida de que me hizo Clove al comenzar los juegos y me muerdo el labio.

-Lo siento, Gale. No sabía que eras tú. Cubre tu espalda la próxima vez.

Miro a Will de arriba abajo, no parece herido, supongo que las bajas notas que sacaron en la sesión privada eran parte de sus estrategias. Los patrocinadores los tienen asegurados teniendo a padres ganadores. Seguramente quisieron pasar desapercibidos para los demás tributos. Miro la navaja que sostiene en la mano. No es exactamente una navaja. Tienen la empuñadura de una espada de color dorada y la hoja es mucho más pequeña, pero muy afilada.

Cuando ve que observo su arma la esconde en su cinturón. Aprovecho este momento para preguntarle por Cassy.

-Está descansando. Se ha tirado toda la noche despierta, cazando y montando guardia, ahora me toca a mí. ¿Y Katniss?

Me encojo de hombros.

-No la he visto desde que empezamos. Tú no la sabrás algo de ella, ¿no?

Él niega con la cabeza. Se hace un silencio, el fuego sigue detrás de mí, pero al parecer los vigilantes no quieren que suba esa pequeña pendiente.

-Gale, no voy a matarte. Será mejor que avances.

-¿Por qué haces esto? – pregunto mirándolo a los ojos.

-¿De verdad quieres saber el por qué? ¿No te basta con saber que estás a salvo?

Antes de que me cambie de opinión, asiento y corro hacia arriba, de nuevo a la Cornucopia. ¿Cómo se me ha ocurrido ir hasta allí? Pero entonces algo hace que me detenga de golpe. Un grito. No es un grito que esté acostumbrado a oír, pero sé perfectamente a quien pertenece.

-Katniss – susurro.

También sé de dónde procede: de las llamas. Me doy la vuelta sin pensarlo dos veces y, antes de darme cuenta, ya estoy de nuevo entre el abrasador fuego. Corro hacia donde me lleva éste y confío en que sea hasta Katniss. Sigo corriendo, ahora hay muchas más bolas de fuego y una me roza la mano. Suelto un grito de dolor antes de caer al suelo. Aprieto mi mano contra mi pecho y, como puedo, me levanto y sigo corriendo. Otra bola de fuego y otro grito, esta vez mucho más desgarrador. Y más cerca. Corro hacia donde ha sonado la voz y tropiezo con un tronco de árbol. Justo delante de mí, encuentro a una persona tirada en el suelo. La trenza me confirma lo que me temía, es Katniss. Me acerco a ella y la sacudo.

-¡Katniss levántate o nos alcanzarán!

Tiro de su brazo y la obligo a ponerse de pie. Una de sus piernas tiene una quemadura horrible. La apoyo sobre mi hombro y seguimos corriendo. La cara de Katniss está bañada en lágrimas y sudor. Poco a poco, las llamas se quedan atrás y llegamos a una pequeña charca. Katniss se acerca e introduce su pierna quemada en ella. Suelta un suspiro y después sale para analizar los daños. Yo la observo en silencio. Tiene quemaduras negras en las manos y en ambas piernas, pero en una de ellas hay una muy profunda que no deja de sangrar.

-Me alcanzó una bola. –dice al ver que no puedo apartar la mirada de la quemadura. Levanto la mirada y, por primera vez, clava sus ojos en los míos - ¿Cómo me has encontrado?

-He estado siguiendo a los profesionales para ver si ellos te encontraban primero. Me metí en el fuego por seguirlos y te escuché gritar. No podía dejarte allí – esto último lo digo con los ojos fijos en el suelo.

-No hace falta que cuides de mí. Hasta ahora he podido sobrevivir sola.

-Sí, hasta ahora – digo mirándole con reproche.

-En algún momento todos caeremos. ¿Estás herido?- dice, intentando cambiar de tema.

-Solo la mano. – se la enseño. Ahora mi mano es negra con algunas zonas ensangrentadas. – Al menos podrías darme las gracias por haberte sacado de ahí, Katniss.

-No era necesario que lo hubieras hecho.- Coge un poco de agua de la charca con una botella vacía y me la echa sobre las manos.

-¿Tú me hubieras dejado? – la miro a los ojos pero ella no aparta la mirada de mis manos.

-Hubiera ignorado tus gritos – dice encogiéndose de hombros.

Esta realidad me golpea. Me pongo de pie y ella retrocede sobresaltada.

-Todo está olvidado, ¿no, Katniss? Dijimos que esto no nos convertiría en enemigos.

-Gale, las cosas cambian. ¡Solo puede sobrevivir uno!

-¿Sabes? Espero que seas tú. Así cuando vuelvas al distrito podrás decirles a todos que me mataste porque querías ganar tú; porque yo, Katniss, no sería capaz de volver al distrito sin ti.

-¡Yo no voy a matarte, Gale!

-¡Hubieras ignorado mis gritos! Para mí eso es condenar a alguien a muerte. Pero las cosas son diferentes para ti, ¿no? - Abre la boca para rechistar pero le hago un gesto y la cierra – Espero que te vaya bien de vuelta al distrito, Katniss.

Me doy la vuelta y comienzo a ascender poco a poco, de vuelta a la Cornucopia. Por el camino me como un par de ardillas que cacé y cociné el otro día. Cuando ya ha anochecido llego al prado. Los profesionales no están, aunque el chico del Distrito 3 sigue cavando agujeros. Yo me subo a uno de los árboles y miro al cielo, esperando ver las caras de los tributos muertos hoy. No ha muerto nadie. Después del baño de sangre solo ha muerto el chico del Distrito 9. No me extraña que los vigilantes hayan empezado con sus ataques. Tienen que juntarnos para que el Capitolio se divierta viendo como morimos.

Recapacito sobre mi conversación con Katniss. Ella no me hubiera salvado. ¿Hubiera sido capaz de volver a casa sabiendo que dejó morir a su compañero? Pero nosotros no somos solo compañeros, somos amigos de hace años. O éramos. Me prometió que nuestra amistad seguiría igual, que los juegos no acabarían con ella. Mintió.

Pensando en esto me quedo dormido.


A la mañana siguiente me despierto y, como cada día, me acerco a la Cornucopia. Los profesionales no han dormido hoy aquí, aunque el chico del Distrito 3 parece no dormir y observa una pirámide de suministros desde el borde del prado. A su alrededor hay numerosos montículos de tierra. Entonces lo entiendo. Es del Distrito 3, sabe manejar minas y tecnologías. Ha reactivado las minas para que los tributos que intenten acercarse a los suministros de los profesionales mueran.

La mañana pasa y todo parece tranquilo cuando, de repente, Clove entra en el prado corriendo.
El chico del tres se aproxima a ella, que avanza corriendo y no para de dirigir miradas preocupadas a su espalda. Cuando llega a la altura del chico del Distrito 3, saca uno de sus cuchillos y se lo lanza. El chico cae al suelo con el cuchillo clavado en la cabeza. Suena un cañonazo.

-¡GALE!

Sin dudarlo, salgo corriendo de mi escondite y me acerco a ella. Ella cae al suelo de rodillas.

-¡Clove! – la llamo agachándome para mirarla a los ojos. Los tiene colorados y tiene el cuello hinchado - ¿Qué ha ocurrido?

-Katniss… Rastrevíspulas – tiene la mirada perdida. – Gale, escúchame. El árbol negro – extiende una mano y me señala un pequeño árbol que hay al borde del prado – el otro arco.
Me levanto corriendo para buscar el otro arco, pero ella me agarra.

-Agua. El lago, por favor.

No puedo dejarla allí. La cojo en volandas, por suerte no pesa mucho, y la llevo corriendo hacia el lago. La sumerjo entera y después la ayudo a salir y se tumba en la hierba.

-Gale. Busca a Cato, por favor. – tras esto cierra los ojos.

Suena un cañonazo.

sábado, 11 de mayo de 2013

Información

Lo siento, no es el capítulo. Me paso por aquí para informaros sobre un par de cosillas.


1. Se me olvidó comentároslo la semana pasada. He ganado el premio J. Mason a la mejor novela inventada sobre Los Juegos Del Hambre. En realidad quedamos todos los blogs de esta categoría empatados, pero quería daros las gracias por haberme votado y darle las gracias a Verano Número 16 por esos premios. Pasaros por su blog, es perfecto :)


2. Hay una nueva pestaña llamada Mis blogs. Soy una persona a la que cualquier cosa le inspira para escribir una historia nueva. La mitad de las historias que escribo no las subo a Internet porque ni siquiera sé si continuarlas pero hay algunas de ellas que sí. En este apartado podéis ver el resto de mis blogs. Espero que os paséis por alguno. Gracias :D


3. No sé si saldrá bien, la verdad. Pero he pensado hacer un concurso. Cada vez falta menos para el final de este blog. El final fue lo que primero se me ocurrió y, por mucho que lo odiéis, es el que tengo pensado y no lo cambiaré. Pero me encanta saber la opinión de mis lectores así que he pensado en este concurso. 


FINAL PARA RECORDAR


Vosotros vais a escribir el final aleatorio de esta historia. Los pasos son:


1. Leéis esto, os encanta la idea y decís de participar.

2. Escribís, a partir del Capítulo 17 (quiero decir que no podéis cambiar nada de lo que haya pasado en capítulos anteriores) el final que os gustaría que ocurriese. Algo importante, cuando me mandéis el final debéis ponerme a partir de qué capítulo lo habéis escrito; porque a lo mejor queréis que el capítulo 18 y 19 sean iguales en vuestro final.

3. Me mandáis el final a anadlchica_96@hotmail.com. NO A MI GMAIL, por favor. Porque no recibo los mensajes. En él debéis mandarme:
 -El final.
 -Vuestro perfil de blogger (si tenéis)
 -Vuestro(s) blog(s) (si tenéis)
 -Vuestro gmail, hotmail, twitter o lo que queráis para que pueda contactar con vosotros.
 -Por qué querríais que le final fuese así. (Sé que esto a veces es un horror escribirlo así que tampoco voy a ignorar vuestro final si no lo escribís.)
 -Y... la respuesta a estas preguntas: ¿Cómo crees que terminaba la frase 'Recuerda que te....'? y algún recuerdo especial para ti.

4. Yo leo todos los finales y elijo el que más me guste. Esto va a ser difícil ya que para mí, mi final siempre será el mejor (igual que para todos vosotros vuestro final será mejor que el mío). Así que me fijaré especialmente en el más original, más detallado, más real (no dar rienda suelta a lo fantástico imposible de creer, por favor), etc.

5. Cuando termine mi blog y escriba la palabra más triste de todas (FIN) subiré el final ganador y posteriormente cada semana uno de los finales que me hayáis mandado hasta que TODOS estén subidos a mi blog. Os recomendaré a todos y cada uno de los que me hayáis mandado el final.

6. El final para recordar (es decir, el ganador) no será un final aparte. Será otro final, tan importante como el que escriba yo. Y, no sé si considerarlo un premio, pero me gustaría escribir un blog nuevo con el ganador sobre el tema que él elija.
Tenéis como plazo hasta que termine de escribir el blog, no hay prisa. Espero que participéis muchos de vosotros.

 SALUDOS ^^