domingo, 21 de abril de 2013

Capítulo 16. Comienzan los juegos

Hola chicos. Hoy no me enrollo mucho, estoy ocupadísima, pero tengo que deciros que no sé si podré subir todas las semanas capítulo porque ha partir de esta semana comienzan mis exámenes y ya no paro hasta mediados de junio. Espero que disfrutéis del capítulo (:


-Sí.

-¿Desde cuándo?

-No lo recuerdo, desde hace demasiado. Pero no he querido darme cuenta nunca, y ahora, por desgracia, lo he hecho. 

Agacho la cabeza y miro al suelo. Las lágrimas llenan mis ojos y están a punto de caer, pero Portia me sujeta la barbilla y me obliga a mirarla a los ojos.

-¿Y sabes ya que vas a hacer en la arena? Todo el mundo va con un plan. La mayoría de esos planes consisten en ganar los juegos, pero siempre hay excepciones.

-Si lo que esperas es que cuide de ella para que gane, lo siento, pero no puedo hacerlo. La quiero, pero mi prioridad es volver a casa con mi familia, no puedo darme por vencido.

-Tampoco iba a obligarte a morir por salvarla a ella, Gale. Es tu decisión.

Me levanto de la cama de golpe. No puedo quedarme ahí sentado, con los ojos de Portia clavados en mí. Entro en el baño y doy un portazo. Cojo los productos que hay junto a la bañera y los tiro al suelo con toda la fuerza que tengo. Grito de frustración y me siento en el suelo, con la cabeza entre mis rodillas. No sé cuánto tiempo paso en esta posición. Soy interrumpido por Portia, que da unos suaves golpes al otro lado de la puerta. Le digo que no voy a cenar y que no me moleste. Nadie vuelve a interrumpirme, así que permanezco horas con los ojos fijos en las baldosas. Y en esta incómoda posición, me quedo dormido.

A la mañana siguiente, unos fuertes golpes me despiertan.

-Gale, soy Haymitch. No cenaste ayer, ¿no piensas comer?

Me levanto del suelo y contemplo el desastre que hay a mi alrededor. Hay trozos de cristal esparcidos por el suelo, y sus contenidos han dejado marcas en el suelo. Abro la puerta un poco y me paso rápidamente a la habitación, para impedir que Haymitch vea lo que hay en el interior del baño.

-Estás horrible, chico. Anda, vamos a comer y hoy intenta recuperar fuerzas para mañana.

-¿Y el desayuno? – pregunto.

-Hace horas que desayunamos, Katniss vino a avisarte y, al ver que dormías, prefirió no molestarte.

Haymitch sale de la habitación y yo me cambio de ropa. Aún llevo el traje de las entrevistas. No tengo hambre, estoy acostumbrado a pasar días sin comer en el Distrito 12, pero puede que en la arena pase más que días sin probar nada, así que será mejor que hoy coma algo. Cuando llego al comedor, Effie y Katniss ya están tomando el postre, y Haymitch ha terminado. Yo tengo el estómago cerrado, así que apenas como, aunque lleno mi plato de todo lo que hay en la mesa. Mientras como, puedo sentir los ojos de Katniss fijos en mí.

-Os dejamos solos, chicos. Seguramente queráis hablar de mañana.

Effie y Haymitch se marchan y nos dejan a solas. Después de la conversación con Portia, no puedo dejar de pensar en Katniss y en cómo no me he dado cuenta antes de mis sentimientos. Sé que Katniss sigue mirándome así que finalmente decido levantar la cabeza y enfrentarme a su mirada.

-¿Hay algo de lo que quieras hablar?

-Tienes un aspecto horrible, Gale. – dice sin cambiar la expresión de su cara.

-Es lo primero que he oído al despertarme.

De repente Katniss se levanta y se dirige a la puerta.

-Sinceramente no sé por qué nos han dejado a solas, creo que no tenemos nada de lo que hablar. Nos vemos después, Gale. - y desaparece al otro lado de la puerta.

Yo no termino de comer, en seguida sigo a Katniss y veo como se encierra en su habitación. Yo entro en la mía y estoy a punto de chocarme con una chica pelirroja. Sus ojos se clavan en mí y después miran hacia abajo. Lleva unas bolsas en las que hay cristales. En seguida me siento culpable por haber ensuciado el baño anoche, debería haber sabido que sería un avox el encargado de recogerlo.

-Lo siento – digo sin apartar la mirada de las bolsas. Noto como su mano se posa en mi hombro y se dispone a salir, pero yo sujeto su brazo y la retengo. – Siento no haber hecho nada para evitar que mataran a tu compañero.

Ella me mira con los ojos llenos de lágrimas y niega con la cabeza, después sale de la habitación. Echo un vistazo al interior del baño, está perfecto, no hay rastro de lo que pasó anoche. Me tumbo en la cama y en seguida me quedo dormido.

En mi sueño yo y Katniss corremos. Ella mira hacia atrás, asustada. Nos acercamos corriendo a unas rocas y yo las escalo fácilmente. Cuando llego arriba intento ayudar a Katniss. Le doy la mano para que la sostenga y, cuando está a punto de cogerla, una lanza la atraviesa. Veo el miedo en sus ojos y como, poco a poco, cae hacia atrás hasta llegar al suelo con un golpe sordo. Miro a mi alrededor, intentando saber de dónde ha venido la lanza, pero no hay nadie. Solo estamos Katniss y yo. Miro hacia abajo y contemplo el cadáver de mi mejor amiga.

Una mano me despierta. Cuando consigo ver con claridad, me percato de que hay unos ojos clavados en mí, pero no son los de Haymitch, Portia o Katniss. Son los ojos de Clove.

-¿Clove? - me levanto corriendo. No sólo es Clove, tras ella está Katniss. - ¿Qué haces aquí?

-Gale, ha ocurrido algo terrible – dice Katniss tras ella, aunque noto que ella también está asombrada de tener a Clove en la planta doce.

-Los chicos del Distrito 8 han muerto, los dos.

-¿Cómo? – pregunto atónito. El Capitolio está especialmente preparado para evitar la muerte de los tributos antes de llegar a la arena.

-No sabemos cómo ha sido. Nuestra mentora subió corriendo a la planta ocho y Cato y yo subimos con ella. – me cuenta Clove - Había un montón de gente, Gale. Nos dijeron que saliéramos de allí. Cato y yo hemos estado avisando a todos los tributos. Esto jamás había ocurrido antes, no sabemos cómo puede afectar a los juegos.

-Supongo que seguirán como si no hubiese pasado nada. Los juegos ya han empezado, empezaron el día que salimos elegidos, y esto lo demuestra.

-Lo que no comprendo – dice Katniss, mirando a Clove – es cómo te permiten estar aquí, en nuestra planta.

-Ya te lo he dicho, estamos avisando a los demás tributos. Todos los agentes están en la planta ocho, así que dudo que sepan que estamos aquí.

Noto tensión entre ambas, así que decido llamar la atención al menos de alguna para que dejen de mirarse.

-¿Tú qué opinas Katniss?

Consigo lo que me proponía ya que Katniss deja de mirar a Clove y clava sus ojos en mí.

-Lo único que se sabe es que tenemos dos contrincantes menos.

Se hace un silencio incómodo hasta que Clove lo rompe.

-Tengo que marcharme. Nos vemos mañana.

Clove desaparece dejándonos de nuevo a solas. Miro a Katniss y, por un momento, veo con terror el rostro que ha aparecido en mi sueño. Un escalofrío me recorre.

-¿Cuánto falta para cenar?

-Venía a avisarte cuando Clove apareció en el ascensor – dice sin mirarme a los ojos. Mira hacia un lado de la habitación, con la mirada perdida.

Me levanto y juntos vamos al comedor. Allí está solo Effie.

-Chicos – dice poniéndose en pie – hoy cenaremos solos, Haymitch llegará más tarde.

Asentimos y nos sentamos para tomar nuestra última comida aquí, en el Capitolio. La cena trascurre en silencio hasta que entra Haymitch. Katniss y yo nos levantamos y vemos que nuestro mentor está extrañamente pálido.

-Lo sabemos Haymitch – dice Katniss antes de que éste abra la boca – Clove, la chica del Distrito 2, ha subido para avisar a todos los tributos.

Haymitch frunce el ceño, extrañado, y se sienta en la silla más alejada de la mesa.

-Nos han pedido que no os contásemos nada, pero debéis saberlo. Antes de nada, por el bien de vuestra familia os pido que no hagáis lo mismo, ¿de acuerdo?

Me asombro de escuchar a Haymitch hablando así, cuando probablemente hay alguien escuchándonos ahora mismo. Katniss y yo asentimos, y Haymitch sigue contándonos.

-Como sabéis, hay un espejo en vuestras habitaciones. Pues bien, los chicos del ocho parece que nunca se han llevado muy bien. Se pelearon en la habitación de la chica y con un trozo de espejo, el chico la mató. Después se suicidó. Ha sido horrible, parece ser que no encontraban las venas importantes para desangrarse, así que estaban llenos de cortes.

Miro a Katniss. Tiene una cara de asombro similar a la que debo de tener yo ahora mismo. No es imposible suicidarse, pero, como ha dicho Haymitch, si lo hago ahora lo pagará mi familia.

-Séneca Crane, el vigilante jefe, ha decidido seguir con lo planeado. Tendréis dos contrincantes menos en los juegos. Por lo demás, todo sigue igual. Dentro de ocho horas, os despertaré y subiréis a un aerodeslizador. ¿De acuerdo? Y ahora id a descansar.

Katniss y yo caminamos juntos hasta nuestras habitaciones. Cuando llegamos a la puerta de la suya, se da la vuelta y me abraza muy fuerte.

-Cuida de mi familia, Gale. Si ganas, no dejes que mueran de hambre.

-Te lo prometo, pero sólo si me prometes que tú harás lo mismo si la que gana eres tú.

Me separo de ella y la miro a los ojos. Ella asiente, se despide de mí y cierra la puerta. Yo camino hacia mi habitación, ha llegado el momento, el momento de cambiar, de olvidar todo lo que ha sido mi vida anteriormente. Ahora mismo, mi único objetivo, es ganar.


-Recuerda, Gale, no entres en el baño de sangre. No vayas a la Cornucopia. Si puedes coger algo, cógelo, pero sal de allí en seguida. Busca un lugar donde haya agua. Y no salgas de la plataforma antes de tiempo. Todo está lleno de minas que desactivan al finalizar la cuenta atrás. ¿Está claro? - Asiento.- Haz aliados, pueden serte útiles. Tu mejor opción es Katniss pero sé que ella se ha negado. También sé que tienes muchas propuestas. Coge alguna.

-Prefiero hacer esto solo Haymitch. No confío en nadie.

-También pensaba yo eso, y me equivoqué.

-¿Te aliaste con alguien?

-Sí – y noto un poco de tristeza en su voz – me salvó la vida. Podría haberme dejado allí tirado y habría sido un contrincante menos, pero prefirió salvarme. Era una de las dos chicas de mi distritito.

Salimos del ascensor y veo un aerodeslizador justo delante.

-Ayúdanos Haymitch, eres el único que puede hacerlo. – Él asiente y confío en que lo haga.-¿Un último consejo?

-Seguir con vida. Y ahora sube ahí y haz que te recuerden.

Del aerodeslizador cae una escalera de cuerda y yo me agarro a ella. En seguida me recorre una corriente eléctrica y me deja petrificado. Veo como asciendo poco a poco hasta llegar arriba. Allí, una mujer me sujeta el brazo y me pone una inyección.

-¿Qué es?

-Para rastrearos – se limita a decir.

El viaje pasa rápidamente. Antes de lo que me gustaría, ya he bajado. Dos agente me escoltan hasta una sala donde me espera Portia. Ella me ayuda a vestirme. Llevo unos pantalones oscuros y unas botas. La camiseta es de manga corta, por lo que supongo que pasaré calor, pero también me da una chaqueta. Mirando la ropa podría ser cualquier tipo de terreno.

-Espero que sepas cuál es tu misión.

-Ganar – intentando demostrar que estoy convencido de ello.

Portia se acerca y me abraza.

-Espero también volver a verte, Gale Hawthorne.

Me separo de ella y la miro a los ojos.

-Queda un minuto – una voz que proviene de unos altavoces hace que me sobresalte.

Me doy la vuelta y veo un cilindro en una esquina de la sala. Me acerco a él y entro. Estoy preparado. Las puertas se cierran y lo último que veo antes de que una plataforma me ascienda, es a Portia besando tres dedos de su mano y levantándola sobre su cabeza.

Una oscuridad me invade. Comienzo a subir y a subir hasta que la repentina luz me obliga a cerrar los ojos. Miro a mi alrededor y veo a los demás tributos situados sobre sus plataformas. Dos de ellas están vacías. Me encuentro con los ojos de Katniss. Cuando los separo me centro en la arena y abro mucho los ojos.


Es un bosque.


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